desconectando...conectando...

Este fin de semana hice un viajecito a una ciudad llamada Somoto , había ido hace muchos años con mi papa pero no recordaba casi nada,  el lugar al que fui es el cañón de Somoto son formaciones rocosas alrededor del rio, Los farallones que delimitan el acantilado alcanzan entre 120 y 150 metros de altura, y en el lugar más angosto, se acercan hasta cinco metros uno al otro, el lugar es maravilloso el agua es bastante fría y calma ; se hace un recorrido en lancha, luego en neumáticos , nadando y caminando, a pesar de ciertas incomodidades  que sufrimos ya que no conocíamos el lugar, el transporte público es escaso para llegar , entre otras cosas; fue una aventura única hubiera deseado quedarme más tiempo pero sé que volveré así que este post tendrá segunda parte .

Me he propuesto desconectarme de vez en cuando de este mundo loco visitando este tipo de lugares, me hacen sentirme viva , admirar la maravilla de naturaleza que tenemos y de pronto ni notamos, conocí gente muy amable en realidad tenía mucho rato que no conocía gente tan amable esa q se acerca a ayudar sin que se lo pidas,  me doy cuenta que estas personas q viven en el campo viven más feliz aun teniendo menos condiciones” pero es que realmente no necesitan más, tiene comida pq ellos mismos cultivan, tienen agua natural, tienen luz natural , no necesitan más ,  irradian otra energía y te cautivan.

Aquí en la ciudad a veces todo va tan rápido la gente no contesta de buena gana cuando pides alguna dirección (no digo q todos pero si muchos) todo mundo viviendo a prisa , en ese lugar había una calma sorprendente, yo fui por mi propia cuenta no pague de esos paquetes turísticos y pensé q eso me iba a cohibir de realizar la parte en lancha o flotadores pq la mayoría de personas q tienen lanchas pues están vinculados con las empresas de tours pero no todo lo contrario a esa gente no le importaba que no hubieras pagado el paquete con el que ellos ganan más, con todo el gusto nos llevaron y hasta cobraban tan barato ,me iban contando la historia del lugar, el tamaño de las rocas, sobre los extranjeros que habían llegado y sentías aquella sensación única de armonía.

Les comparto algunas fotos:

“En esta escuela del mundo ni siendo malos alumnos repetiremos un año, un invierno, un verano. No es el mismo ningún día, no hay dos noches parecidas, igual mirada en los ojos, dos besos que se repitan”

Wislawa Szymborska